Charlotte ha pasado sus veinte años a la deriva, flotando de interés en interés, de trabajo en trabajo y de chico en chico, buscando una chispa pero sin encontrarla nunca. Lo único que sabe es que no la descubrirá trabajando de camarera en un local de tartas y patatas fritas de Los Ángeles ni viviendo con su divertida pero sin rumbo mejor amiga en un minúsculo apartamento en el Art District.
Entonces Charlotte colisiona con Adam, un pintor hermoso y conmovedor que parece tan perdido como ella. Su conexión instantánea se convierte en una copa a medianoche... y en una noche trepidante de champán, comida china y el tipo de conversación que solamente ocurre en las comedias románticas. Pero a la mañana siguiente, Adams trata indiferente a Charlotte, dejándola confundida y dolida, y preguntándose si los pocos momentos extraños entre ellos la noche anterior eran señales de alarma disfrazadas.
Meses después, Charlotte no ha sido capaz de superar a Adam, así que decide averiguar qué pasó la mañana siguiente a su mágica noche juntos. Esta fatídica decisión reescribe su alocada historia de amor, pero lo que Charlotte aún no sabe es que el final ya está escrito.