#1
Nunca es una buena combinación estar en quiebra y desesperado. Haces estupideces. Como vender accidentalmente tu alma al infierno.
Cuando hice una entrevista para un nuevo trabajo de seguridad, no pensé que era un cambio literal de cementerio... lápidas y todo. Quiero decir, con la tarifa por hora que ofrecían, ¿a quién le importa? Tengo esto.
Resulta que no estoy vigilando un cementerio como pensaba. Parece que vendí mi trasero en quiebra para proteger una Puerta del Infierno.
Sí... no tengo esto.
Ahora estoy atrapada en una nueva realidad aterradora: un grupo de demonios calientes que actúan como si yo pudiera resolver todos sus problemas y una batalla entre el bien, el mal y el equilibrio.
Esto me enseñará seriamente a leer la letra pequeña en los anuncios de Se Busca Ayuda. Lo bueno es que este trabajo viene con una guadaña.
Tal vez pueda usarla para evitar que me arrastren al Infierno.
#2
Vamos al Infierno, dijeron los demonios calientes.
No será gran cosa, dijeron.
Se suponía que solo tenía que atravesar uno o dos Anillos del Infierno para que pudiéramos descubrir mi origen demoniaco. Fácil, ¿cierto? Falso.
Ahora estoy sola, encerrada en la mazmorra de un bicho raro y llorando la pérdida de mis demonios.
¿Podrían haber hecho lo imposible y sobrevivir al ataque? ¿Pueden encontrarme aquí? Ni siquiera sé dónde está este lugar. Y... ¿por qué diablos tengo alas?
No tengo tiempo para esta mierda. Necesito averiguar qué soy, dónde estoy y cómo salir de aquí. Porque tengo una Puerta al Infierno para proteger y mis demonios para buscar, y nadie se interpondrá en mi camino. Ni siquiera el mismísimo Diablo.
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