#1
Me mantuve alejado de la gente, viviendo solo, siendo célibe. Y eso me hizo feliz, contento. Me conocían como el hombre del saco en Thickwood, Colorado, y estaba bien con ese título si eso significaba que no me molestaba.
Pero entonces la vi. Y en ese momento, supe que tenía que tenerla.
Con curvas y gruesa, joven e inocente, Charlotte era todo lo que no sabía que quería en la vida. Me obsesioné al instante. Algo cambió en mí en ese momento, esta necesidad, posesión, deseo territorial que me reclamó hasta que supe que no desaparecería hasta que ella fuera mía.
Así que eso es lo que haría. La haría mía. Le mostraría a Charlotte que estaba destinada a ser reclamada por mí. Y si tuviera que arrojarla sobre mi hombro como un cavernícola y llevarla a mi aislada cabaña para probarlo, lo haría sin vergüenza ni culpa.
Lo haría con gusto.
Y para cuando termine con ella, Charlotte sabrá lo lejos que llegaré para mantenerla, no sólo en mi vida como mujer, sino también en mi cama... saciada.
Las cicatrices son profundas.
Hay algunas que se pueden ver y otras no.
Braden Carter tiene ambas.
Sus cicatrices físicas son más fáciles de manejar que las que torturan su mente.
Se mudó a Thickwood, Colorado, por una razón y solo una razón.
Estar solo.
Ophelia Jessup es un espíritu libre.
Su camino hacia Thickwood ha sido una serie de oportunidades.
En su mente, la vida es dura. La única forma de sobrevivir es reír y amar.
Algunas personas la llaman estúpida, una tonta hippie moderna.
A Ophelia no le importa. De hecho, abraza el apodo.
Nunca ha conocido a nadie más necesitado de amor que Braden Carter.
Él le advirtió que se fuera. Ella lo ignoró.
Él le dijo que no podía arreglarlo.
Pero Ophelia está decidida. Va a curar las cicatrices de Braden.
Un beso a la vez.
#3
Elliot Shephard ha convertido el término “hombre solitario de las montañas” en una forma de arte. Su trabajo como sheriff de Thickwood es vital para su deseo de ley y orden. La vida mientras crecía no fue un cuento de hadas, pero lo transformó en el hombre que es hoy. No creía que necesitara a nadie, completamente satisfecho viviendo en la periferia de la ciudad montañosa solo con su perro de confianza como compañía.
Él siempre había visto el mundo en blanco y negro hasta que ella apareció en su vida, llena de color y vitalidad.
Ahora todo lo que puede pensar es en hacerla suya.
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